Venezuela redescubre el arpa criolla, gracias al libro de Francisco Guerrero, El arpa en Venezuela. El autor tañe por igual el arpa criolla y la de pedales o clásica la que vemos en las orquestas sinfónicas, sin embargo, en su saber trata de unificar ambos instrumentos, y asegura que esa arpa que se toca en los llanos es la misma arpa española del siglo XVI, que en España tratan de rescatar al darla por perdida, y resulta que los llaneros la han mantenido intacta.
"El corrido, el romance, desapareció en España; pero está aquí. Pon que se haga en Colombia o en México, pero no con el arpa y los paraguayos tocan música de autor.
Tengo la idea de que Venezuela es una especie de repositorio de técnicas arpísticas, la de tres dedos, que se utilizaba en la España medieval.
De pronto se viene un pelotón de musicólogos españoles: ¡déjense de buscar allá, que no van a encontrar nada! Cuando quieras ver cómo funcionaba la música española del siglo XVI vente para acá para el llano o al Tuy"
. Guerrero comenta que la idea del libro surgió por sugerencia del musicólogo venezolano José Peñín, quien en sus clases lo instó a que escribiera sobre el arpa: "este libro comenzó por la parte de atrás, el Seis por derecho, que fue mi primer trabajo.
Lo transcribí a pentagrama, hice el arreglo y lo grabé. Luego el libro fue creciendo, y en estos diez años amplié mucho la parte histórica".
Relata Guerrero cómo el arpa se asentó en Venezuela, México, Paraguay y Perú, cómo desapareció en Argentina, Filipinas y los demás países, así como la influencia de Juan Vicente Torrealba en las dimensiones actuales del arpa criolla.
"Torrealba comenzó a tocar arpa tardíamente, pero no le gustaban las arpas que se tocaban en el llano en su tiempo. Junto con un constructor de apellido Cabrera decidieron estandarizar el tamaño del arpa: Torrealba es un tipo fornido, y adaptó el arpa llanera a su contextura personal, y le agrega unas cuerdas. Las arpitas tenían unas 30 cuerdas y él le agrega seis más.
Con la música de Torrealba, esa arpa se volvió un éxito y todo el mundo quería tener una torrealbera". Guerrero apunta que actualmente Carlos "Metralleta" Orozco utiliza un arpa pequeña, rememorando las primeras arpas criollas.
Sobre por qué no se investigó este tema arpístico antes, el estudioso afirma que "se trata de un instrumento demasiado popular, como el cuatro", y todos los historiadores de la música, incluyendo José Antonio alcaño, lo ignoraron; pese a que en Venezuela hay un aporte al arpa, con sus dos tipos: la llanera y la tuyera o central.
viernes, 23 de octubre de 2009
lunes, 19 de octubre de 2009
Dos mil gaiteros de toda España participarán en el campeonato nacional de gaita en Trabazos
Trabazos, capital de la gaita. El municipio alistano ha logrado un lugar de honor en el reconocimiento al tradicional instrumento con la celebración de la primera fase del vigésimo campeonato de Liga Galega que reunirá a casi dos mil gaiteros de diversos puntos del país los días 19 y 20 de diciembre.
La escuela de Aulas de Música de Trabazos ha sido el gran reclamo para bregar por la sede de este encuentro, que mide al pueblo zamorano con municipios de la categoría de Ponferrada o Valladolid, sedes respectivas de Castilla y León en anteriores ediciones.
Por ello, el alcalde de Trabazos, Javier Faúndez, no dudó en calificar esta liga como «un evento de primer orden nacional equivalente a un campeonato de España de bandas de gaitas». Entre sesenta y setenta formaciones llegadas de Galicia, Asturias, Barcelona, Valencia, Murcia, Valladolid, Portugal? se darán cita en el encuentro de Trabazos, cuya representación zamorana llegará de la mano de la banda de Aulas de Música de Aliste y Tras os Montes y otra de la Alta Sanabria, con gaiteros de Lubián y Hermisende. Fue hace dos años cuando el Ayuntamiento de Trabazos solicitó la organización del encuentro.
«Teniendo en cuenta la trayectoria de Aulas de Música Tradicional, no nos podíamos quedar al margen», expresó el alcalde. No en vano, la agrupación fue invitada a la final del campeonato del año pasado, que se celebra en la localidad gallega de Cabeza de Manzaneda.
«Somos un Ayuntamiento pequeño se se va a codear con los grandes», manifestó con indisimulado orgullo el alcalde alistano, sabedor de que en otras ocasiones han sido Viana do Castelo o Aveiro (en Portugal) organizadores del encuentro nacional de gaiteros. Javier Faúndez destacó la «repercusión mediática» del evento, aunque aseguró que «estamos preparando todo para estar a la altura». Así, en Trabazos se instalarán tres carpas de 400 metros cuadrados que garantizarán el desarrollo del encuentro musical aún con la climatología adversa. El alojamiento de participantes y acompañantes se repartirá entre el propio municipio anfitrión, Alcañices o Braganza.
Los actos comenzarán el día 19 con la recepción de las bandas, que realizarán los primeros ensayos de cara al campeonato del domingo, día 20. Desde la 9 de la mañana hasta las tres de la tarde la música sonará en ese rincón de Aliste, donde las bandas intentarán dar el mejor tono para conseguir la mejor puntuación.
La liga concluye con un gran desfile de bandas. Paralelamente al evento musical, en las inmediaciones se organizará una degustación y exposición de productos de la típicos de la comarca. «Es un acto lleno de calidad y colorido», concluyó Faúndez durante la presentación del mismo, ayer en la Diputación Provincial con la presencia del diputado de Cultura, José Luis Bermúdez; el director del Consorcio de Fomento Musical, Pablo Madrid; y el director de Aulas de Música de Aliste y Tras os Montes, Miguel Bermúdez.
Este último destacó el encuentro nacional de gaitas como una «oportunidad para la difusión de la cultura y para dar ejemplo a nuestros jóvenes, que vean la labor que se está haciendo».
Fundada en el 1991, Aulas de Música ha sido uno de los motores para la difusión de la cultura tradicional. Por sus clases han pasado cientos de alumnos. En este curso hay unos 140 matriculados (treinta más que el año pasado) en las diversas especialidades que se imparten; además de gaita, guitarra, laúd, bandurria, tamboril, o baile.
La escuela de Aulas de Música de Trabazos ha sido el gran reclamo para bregar por la sede de este encuentro, que mide al pueblo zamorano con municipios de la categoría de Ponferrada o Valladolid, sedes respectivas de Castilla y León en anteriores ediciones.
Por ello, el alcalde de Trabazos, Javier Faúndez, no dudó en calificar esta liga como «un evento de primer orden nacional equivalente a un campeonato de España de bandas de gaitas». Entre sesenta y setenta formaciones llegadas de Galicia, Asturias, Barcelona, Valencia, Murcia, Valladolid, Portugal? se darán cita en el encuentro de Trabazos, cuya representación zamorana llegará de la mano de la banda de Aulas de Música de Aliste y Tras os Montes y otra de la Alta Sanabria, con gaiteros de Lubián y Hermisende. Fue hace dos años cuando el Ayuntamiento de Trabazos solicitó la organización del encuentro.
«Teniendo en cuenta la trayectoria de Aulas de Música Tradicional, no nos podíamos quedar al margen», expresó el alcalde. No en vano, la agrupación fue invitada a la final del campeonato del año pasado, que se celebra en la localidad gallega de Cabeza de Manzaneda.
«Somos un Ayuntamiento pequeño se se va a codear con los grandes», manifestó con indisimulado orgullo el alcalde alistano, sabedor de que en otras ocasiones han sido Viana do Castelo o Aveiro (en Portugal) organizadores del encuentro nacional de gaiteros. Javier Faúndez destacó la «repercusión mediática» del evento, aunque aseguró que «estamos preparando todo para estar a la altura». Así, en Trabazos se instalarán tres carpas de 400 metros cuadrados que garantizarán el desarrollo del encuentro musical aún con la climatología adversa. El alojamiento de participantes y acompañantes se repartirá entre el propio municipio anfitrión, Alcañices o Braganza.
Los actos comenzarán el día 19 con la recepción de las bandas, que realizarán los primeros ensayos de cara al campeonato del domingo, día 20. Desde la 9 de la mañana hasta las tres de la tarde la música sonará en ese rincón de Aliste, donde las bandas intentarán dar el mejor tono para conseguir la mejor puntuación.
La liga concluye con un gran desfile de bandas. Paralelamente al evento musical, en las inmediaciones se organizará una degustación y exposición de productos de la típicos de la comarca. «Es un acto lleno de calidad y colorido», concluyó Faúndez durante la presentación del mismo, ayer en la Diputación Provincial con la presencia del diputado de Cultura, José Luis Bermúdez; el director del Consorcio de Fomento Musical, Pablo Madrid; y el director de Aulas de Música de Aliste y Tras os Montes, Miguel Bermúdez.
Este último destacó el encuentro nacional de gaitas como una «oportunidad para la difusión de la cultura y para dar ejemplo a nuestros jóvenes, que vean la labor que se está haciendo».
Fundada en el 1991, Aulas de Música ha sido uno de los motores para la difusión de la cultura tradicional. Por sus clases han pasado cientos de alumnos. En este curso hay unos 140 matriculados (treinta más que el año pasado) en las diversas especialidades que se imparten; además de gaita, guitarra, laúd, bandurria, tamboril, o baile.
jueves, 8 de octubre de 2009
Historia y distribución geografica de La Maraca
El hecho de la existencia y uso muy extendido en Africa de este tipo de sonajero y su tradicional empleo por el brujo afrocubano y, en general por el negro antillano, hizo pensar a más de un estudioso en el origen africano del instrumento en cuestión; pero consta que los indios "aruacos", que hoy aparecen distribuidos por las riberas del Magdalena, Orinoco y Amazonas y que, en los tiempos precolombinos, poblaron las Antillas, usaron la "maraca", vocablo de origen "aruaco".
En este sentido, en el siglo XVIII, el Padre José Gumilla, en su "Historia natural del río Orinoco" (Barcelona, 1791), escribía que los aruacos, indios inteligentes, inventaron la "maraka".Según algunos investigadores, como Roth, la maraca es para el indio un instrumento invocador de los espíritus. Y lo usaron y usan todavía para sus conjuros los hechiceros antillanos.
El origen de la maraca iberoamericana, pues, es muy antiguo, y resulta tan autóctono como cualquier otro sonajero similar de cualquier parte del mundo, ya que la maraca se da en los cinco continentes; es un instrumento universal.En América la maraca aparece en casi todos los países centro y sudamericanos, incluso en Norteamérica (U. S. A. y Canadá).
En Argentina, según Coluccio, la maraca perdura en el norte y noroeste. Para Carlos Vega, se encuentra entre los aborígenes de las gobernaciones de, Formosa y Chaco y del noroeste de la provincia de Salta, poseyéndola los indios "toba", los "pilagá", los "mataco", los "choroti", los "ashlushlay".Asimismo considera Carlos Vega que la maraca no se encuentra entre los araucanos (indios chilenos) de la zona argentina que aún sobreviven en la gobernación de Neuquén, a pesar de haberla usado en la antigüedad.Finalmente, este eminente etnomusicólogo afirma que la maraca arqueológicamente se conoce en la región de los indios "diaguitas".
En Colombia -dice Slonimsky- es muy utilizada y recibe muchos nombres diferentes.Hace más de un siglo, en 1880, el doctor Crevaux observó en una danza de los indios "mitoua", de Colombia, el empleo de la maraca: "uno de los indios sacude a compás una calabaza que contiene granos duros y atravesada por una caña. Esta calabaza está adornada con dibujos parecidos a los de la alfarería".Fernando Ortiz, el más grande folklorista que ha tenido Cuba, en su "Glosario de Afronegrísmos" (La Habana, 1924), dice que a la maraca en Colombia se la llama "maraco" y también "alfandoque", voz esta última -afirma-, árabe de origen.
En este sentido, del origen árabe del vocablo "maraca", Wiener pretende que es corrupción del árabe "mitraqah", que se usa en los países africanos en su doble significado de martillo y campana o cascabel; cuestión que resulta exagerada en opinión de Otto Mayer, ya que para él "maraca" es voz onomatopéyica, propia de las lenguas indígenas americanas, y sin olvidar -añade- que del árabe "mitraqah" deriva realmente el vocablo castellano "matraca", un instrumento diferente a la maraca.
Para el historiador mejicano F. J. Santamaría la maraca es de origen "guaraní".
En Norteamérica se encontró la maraca principalmente en California (indios "maidu").En el Brasil, en el siglo XVI, los "tupinamba" eran constructores de maracas, como testimonia Jean de Léry.
En Africa, al norte de1 lago Tanganika, el P. Arnoux descubre dos clases de maracas, llamadas "ikinoguli", unas calabazas llenas de cáscaras de frutas o de piedras. La menos usada tiene, como muchas maracas, una rama de arbusto que la atraviesa de parte a parte, quedando sujeta a la calabaza mediante clavijas. En la segunda clase, la rama pasa al interior de la cola de la calabaza, obstruyéndola y prolongándola a modo de mango.
En varias regiones del Africa occidental -Costa de Marfil, Dahomey, Sudán- se da un tipo de maraca consistente en una redecilla a la que se sujetan huesos de frutas, conchas e incluso vértebras de serpiente, envolviendo una calabaza, constituyendo más bien un instrumento idiófono percutido (1), no sacudido; los elementos sujetos a la redecilla percuten sobre el contorno del receptáculo, a semejanza de las sonajas en suspensión sobre el cuerpo del bailarín.
En algunas tribus del Africa oriental la maraca es tocada por mujeres, que se reúnen a veces por centenares, en un especie de rito vital.
André Schaeffner encontró la maraca entre los "dogon" de la meseta de, "Bandiagara" (Sudán francés).
La interdependencia de la música afro-americana creo que no ha sido suficientemente estudiada. Es imprecisa la cuestión de las reciprocas corrientes de influencia entre los dos continentes -Africa y América- al respecto.
Por ejemplo, las influencias mutuas en el ritmo cubano quizá más conocido: la rumba, en el que la maraca tiene un papel fundamental.
Señala John Storm Roberts ("La música negra afro-americana") que la rumba, muy popular en Norteamérica y Europa en los años 20 y 30, alcanzó en los 50 y 60 una importancia decisiva para el desarrollo de uno de los nuevos estilos africanos: la música congoleña.
Por otro lado, la rumba, iniciada como danza secular, es -según Storm- fuertemente neoafricana; música de percusión, que muestra el rasgo común, africano y neoafricano de un tambor principal, como es el "cajoncito de velas". Además -continúa diciendo Storm- "las cucharas tienen un papel como el de los instrumentos metálicos de percusión de algunos conjuntos del Africa Occidental, y los "claves" (dos palillos tocados juntos), desempeñan un papel muy parecido al de la campanilla "gankoqui" de la música ewe, su equivalente en mucha música occidental africana; y otro africanismo instrumental, tomado de los estilos bantúes cubanos, es el uso de las sonajas sujetas a las muñecas del "quinteador" (el que toca el tambor "cajoncito de velas")
" En Asia, aparece un tipo persa de maraca de bronce, como la que se conserva en el "Horniman Museum", de Londres.En Europa, en la Silesia se da también otro tipo en barro (2) y, en bronce, en Irlanda (3).
En Oceanía, en las islas Haway, aparecen bellos ejemplares de maraca adornados con profusión de plumas (4).
La maraca, pues, instrumento universal, ha pasado también a formar parte de las orquestas de música ligera y de los instrumentos de las orquestas sinfónicas. Efectivamente, en la música culta, uno de los compositores que primero la emplearon fue el indio peruano Teodoro Valcárcel, discípulo de Felipe Pedrell en España, en su obra "Suray-Surita" (Suite de danzas), que publicó en París en el año 1939, y le estrenó parcialmente la Orquesta Sinfónica Nacional de Perú, bajo la dirección del austríaco Theodor Buchwald. Asimismo, el gran compositor brasileño Heitor Villa-Lobos en buen número de sus obras; el mejicano Silvestre Revueltas, y, podemos afirmar, la casi totalidad de los compositores iberoamericanos, la incluyen en algunas de sus obras.
En este sentido, en el siglo XVIII, el Padre José Gumilla, en su "Historia natural del río Orinoco" (Barcelona, 1791), escribía que los aruacos, indios inteligentes, inventaron la "maraka".Según algunos investigadores, como Roth, la maraca es para el indio un instrumento invocador de los espíritus. Y lo usaron y usan todavía para sus conjuros los hechiceros antillanos.
El origen de la maraca iberoamericana, pues, es muy antiguo, y resulta tan autóctono como cualquier otro sonajero similar de cualquier parte del mundo, ya que la maraca se da en los cinco continentes; es un instrumento universal.En América la maraca aparece en casi todos los países centro y sudamericanos, incluso en Norteamérica (U. S. A. y Canadá).
En Argentina, según Coluccio, la maraca perdura en el norte y noroeste. Para Carlos Vega, se encuentra entre los aborígenes de las gobernaciones de, Formosa y Chaco y del noroeste de la provincia de Salta, poseyéndola los indios "toba", los "pilagá", los "mataco", los "choroti", los "ashlushlay".Asimismo considera Carlos Vega que la maraca no se encuentra entre los araucanos (indios chilenos) de la zona argentina que aún sobreviven en la gobernación de Neuquén, a pesar de haberla usado en la antigüedad.Finalmente, este eminente etnomusicólogo afirma que la maraca arqueológicamente se conoce en la región de los indios "diaguitas".
En Colombia -dice Slonimsky- es muy utilizada y recibe muchos nombres diferentes.Hace más de un siglo, en 1880, el doctor Crevaux observó en una danza de los indios "mitoua", de Colombia, el empleo de la maraca: "uno de los indios sacude a compás una calabaza que contiene granos duros y atravesada por una caña. Esta calabaza está adornada con dibujos parecidos a los de la alfarería".Fernando Ortiz, el más grande folklorista que ha tenido Cuba, en su "Glosario de Afronegrísmos" (La Habana, 1924), dice que a la maraca en Colombia se la llama "maraco" y también "alfandoque", voz esta última -afirma-, árabe de origen.
En este sentido, del origen árabe del vocablo "maraca", Wiener pretende que es corrupción del árabe "mitraqah", que se usa en los países africanos en su doble significado de martillo y campana o cascabel; cuestión que resulta exagerada en opinión de Otto Mayer, ya que para él "maraca" es voz onomatopéyica, propia de las lenguas indígenas americanas, y sin olvidar -añade- que del árabe "mitraqah" deriva realmente el vocablo castellano "matraca", un instrumento diferente a la maraca.
Para el historiador mejicano F. J. Santamaría la maraca es de origen "guaraní".
En Norteamérica se encontró la maraca principalmente en California (indios "maidu").En el Brasil, en el siglo XVI, los "tupinamba" eran constructores de maracas, como testimonia Jean de Léry.
En Africa, al norte de1 lago Tanganika, el P. Arnoux descubre dos clases de maracas, llamadas "ikinoguli", unas calabazas llenas de cáscaras de frutas o de piedras. La menos usada tiene, como muchas maracas, una rama de arbusto que la atraviesa de parte a parte, quedando sujeta a la calabaza mediante clavijas. En la segunda clase, la rama pasa al interior de la cola de la calabaza, obstruyéndola y prolongándola a modo de mango.
En varias regiones del Africa occidental -Costa de Marfil, Dahomey, Sudán- se da un tipo de maraca consistente en una redecilla a la que se sujetan huesos de frutas, conchas e incluso vértebras de serpiente, envolviendo una calabaza, constituyendo más bien un instrumento idiófono percutido (1), no sacudido; los elementos sujetos a la redecilla percuten sobre el contorno del receptáculo, a semejanza de las sonajas en suspensión sobre el cuerpo del bailarín.
En algunas tribus del Africa oriental la maraca es tocada por mujeres, que se reúnen a veces por centenares, en un especie de rito vital.
André Schaeffner encontró la maraca entre los "dogon" de la meseta de, "Bandiagara" (Sudán francés).
La interdependencia de la música afro-americana creo que no ha sido suficientemente estudiada. Es imprecisa la cuestión de las reciprocas corrientes de influencia entre los dos continentes -Africa y América- al respecto.
Por ejemplo, las influencias mutuas en el ritmo cubano quizá más conocido: la rumba, en el que la maraca tiene un papel fundamental.
Señala John Storm Roberts ("La música negra afro-americana") que la rumba, muy popular en Norteamérica y Europa en los años 20 y 30, alcanzó en los 50 y 60 una importancia decisiva para el desarrollo de uno de los nuevos estilos africanos: la música congoleña.
Por otro lado, la rumba, iniciada como danza secular, es -según Storm- fuertemente neoafricana; música de percusión, que muestra el rasgo común, africano y neoafricano de un tambor principal, como es el "cajoncito de velas". Además -continúa diciendo Storm- "las cucharas tienen un papel como el de los instrumentos metálicos de percusión de algunos conjuntos del Africa Occidental, y los "claves" (dos palillos tocados juntos), desempeñan un papel muy parecido al de la campanilla "gankoqui" de la música ewe, su equivalente en mucha música occidental africana; y otro africanismo instrumental, tomado de los estilos bantúes cubanos, es el uso de las sonajas sujetas a las muñecas del "quinteador" (el que toca el tambor "cajoncito de velas")
" En Asia, aparece un tipo persa de maraca de bronce, como la que se conserva en el "Horniman Museum", de Londres.En Europa, en la Silesia se da también otro tipo en barro (2) y, en bronce, en Irlanda (3).
En Oceanía, en las islas Haway, aparecen bellos ejemplares de maraca adornados con profusión de plumas (4).
La maraca, pues, instrumento universal, ha pasado también a formar parte de las orquestas de música ligera y de los instrumentos de las orquestas sinfónicas. Efectivamente, en la música culta, uno de los compositores que primero la emplearon fue el indio peruano Teodoro Valcárcel, discípulo de Felipe Pedrell en España, en su obra "Suray-Surita" (Suite de danzas), que publicó en París en el año 1939, y le estrenó parcialmente la Orquesta Sinfónica Nacional de Perú, bajo la dirección del austríaco Theodor Buchwald. Asimismo, el gran compositor brasileño Heitor Villa-Lobos en buen número de sus obras; el mejicano Silvestre Revueltas, y, podemos afirmar, la casi totalidad de los compositores iberoamericanos, la incluyen en algunas de sus obras.
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